domingo, 10 de enero de 2016

Francisca Rojas, Huellas Dactilares aplicadas a la Identificación por primera vez

Anteriormente había presentado una breve introducción de Por qué Identificamos Huellas Dactilares, teniendo un repaso por sus precursores y mencionando a uno de los más importantes en la investigación de la Papiloscopía, que tuvimos el honor de que desarrolle sus investigaciones y su carrera en la Policía Federal Argentina donde fue uno de los precursores en la materia de Identificación Dactiloscópica aplicando su sistema de clasificación y estableciendo los Tipos Fundamentales para el mismo.
Huella Mano Sangre
A continuación, me voy a remitir al primer caso en la historia en la cual se aplicó la técnica que permite arribar a una Identidad Dactiloscópica a través de las huellas que desarrollan las Crestas Papilares en nuestros dedos, que como no podía ser de otra manera, ocurrió en la República Argentina, y tuvo la intervención del célebre Juan Vucetich, implícitamente citado en el anterior párrafo.

El doble crimen - Ponciano y Felisa

La Policía de la conocida localidad de Necochea, balneario de la provincia de Buenos Aires muy cercana a la Costa Atlántica que recibe a los turistas en distintas épocas del año, fue alertada el 29 de Junio de 1892 sobre un extraño suceso ocurrido en la casa de la familia de Ponciano Caraballo, de 31 años de edad y casado con Francisca Rojas de Caraballo.
La vecina necochense se encontraba sola en su casa y había recibido a los efectivos policiales con lesiones en el cuello, denunciando que un vecino había sido el autor de un brutal crimen: No solo la dejó herida, sino que también había matado a su hijo Ponciano Caraballo Rojas, de 6 años de edad, junto a su hermana menor Felisa Caraballo Rojas, de 4 años.
En ambos casos, la causa de muerte declarada en el Cementerio de Necochea fue establecida por Hemorragia Fulminante, produciéndose ambas por un arma cortante.

La detención

Francisca Rojas


Tras la denuncia realizada por Francisca Rojas, las investigaciones policiales llevaron al repentino arresto del único y principal sospechoso del doble homicidio, un vecino del lugar llamado Ramón Velázquez, quien había sido posteriormente acusado por ella misma y fue detenido en el establecimiento del señor Molina, donde se encontraba trabajando.
El motivo del crimen, según ella, era que Ramón había concurrido al lugar para quitarle a sus hijos por pedido de Ponciano Caraballo, y ante la negativa de ésta procedió a golpear a todos los residentes con una pala, para luego degollar delante de ella a sus dos hijos.
Sin embargo, y tras varias indagaciones e interrogatorios, Velázquez se negaba a afirmar que él había sido el autor de los dos asesinatos y de haber dejado herida a la madre de sus víctimas, por lo que la investigación dio un giro y se volvió al Lugar del Hecho.


La Huella Dactilar

La única prueba indiciaria que había en la Escena del Crimen fue encontrada en la puerta de acceso, donde se hallaba una Impresión Dactilar que tenía como elemento entintador lo que fue considerado como Rastro de Sangre, que fue debidamente preservada y apta para cotejo.
Fue allí cuando se sugirió la toma de Huellas Dactiloscópicas de las dos personas que pudieron tener implicancia en el hecho, tras lo cual Francisca Rojas alegó que no había tocado a su hijos tras encontrar sus cuerpos, indicando que solamente esta huella podía pertenecer al Homicida.
Huella Francisca Rojas

La Confesión

Tras el cotejo dactiloscópico realizado tanto con los dígitos de Francisca Rojas como también los de su vecino Pedro Velázquez, se pudo comprobar la falsedad del asunto: El rastro papiloscópico hallado en la escena del crimen pertenecía a Francisca.
Tras descubrirse la verdad y ordenarse la detención de la misma, se produjo la confesión, donde todo fue planificado para poder no solo inculpar a Velázquez (quien se presumía atraído por la joven necochense), sino también atraer la atención de un pretendiente que buscaba una mujer que no tuviera hijos.
Es así que Francisca Rojas, de 27 años de edad, fue identificada aplicando por primera vez en la historia a las Huellas Dactilares como un medio de Prueba Indiciaria que pudo triunfar por encima de los testimonios y forzó la confesión de la autora del doble homicidio.
Tras haberse cotejado la huella, fue posteriormente hallada el arma homicida en los techos de paja del rancho donde vivían: un cuchillo propiedad de la misma Francisca Rojas. Además de ello se encontró posteriormente un trapo que se hallaba manchado de sangre ubicado en las inmediaciones del pozo de agua.
Ficha Decadactilar Francisca Rojas
Crédito de imágenes: Clarin | WikiMedia | FreePik | Quizz | Búsqueda de Imágenes de Google

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